Glocal
Moisés Naím: “Hay un ataque mundial contra las democracias de manera sigilosa e invisible”
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Todas las mañanas Moisés Naím se conecta a sus reuniones de Zoom de pie. “Es muy malo estar sentado, me canso mucho, son días de 16 horas”, dice desde su casa en Washington DC.
Cuenta que empieza sus jornadas muy temprano debido a que su nuevo libro, La revancha de los poderosos, ha tenido grandes ventas en Europa. “Salió en polaco, italiano, en muchos idiomas”, afirma. “Coincidió con la invasión de Putin a Ucrania y el libro tiene mucho que decir sobre eso”.
En 2013 el intelectual y exministro de Fomento de Venezuela, publicó El fin del poder, un best-seller que proponía una tesis que está a las antípodas de esta nueva publicación: el poder se estaba fragmentando.
En esta oportunidad, sin embargo, Naím argumenta que en algunos casos “hay fuerzas que en vez de fragmentarse, se concentran”. Y agrega: “En la última década ha pasado de todo: el ascenso de Xi Jinping, el recrudecimiento de Putin como autócrata, la aparición de líderes autoritarios en todas partes del mundo, las redes sociales y la aparición de Donald Trump”.
“Descubrí que hay un ataque mundial contra las democracias de manera sigilosa e invisible. Ese debilitamiento es de los pesos y contrapesos, las leyes y las estructuras de poder que están diseñadas para que la democracia funcione. Algunos poderosos están dedicados a socavar la democracia desde adentro. Y muchos de ellos aparecieron con fuerza en la última década”.
Esos líderes son los que Naím trató de desenmascarar. Y Putin juega un rol clave. “El libro fue escrito antes de la guerra, pero tiene más de 200 citas y referencias sobre él”, aclara.
A juicio de Naím, Vladimir Putin es el ejemplo más claro de las “tres P”, un ejercicio que propone en La revancha de los poderosos. Se trata de un personaje que concentra el populismo, la polarización y la posverdad.
“El populismo es una maniobra que Putin utiliza para dividir y polarizar. Luego está la posverdad: hoy la mayoría de los rusos no saben que existe una invasión en Ucrania. Solo piensan que hay maniobras militares especiales. Ese es el colmo de la posverdad, donde se inventan realidades paralelas”.
Sobre la invasión y la posible escalada del conflicto, Naím afirma que es “imposible hacer pronósticos confiables porque el mismo Putin no sabe lo que está haciendo”.
Y agrega: “Dos cosas están claras: primero, que el plan de Rusia falló. Ellos pensaban que iban a tener el control de Ucrania en pocos días, con poca resistencia y escasas bajas. Pero llevamos semanas en esto. El otro punto es que Europa descubrió que es un superpoder y no lo sabía. Siempre habían tenido grandes dificultades para coordinar sus actividades y tener un rol común. Quizás, gracias a Putin, se terminan de poner de acuerdo”.
Naím es enfático: a pesar de que la OTAN no ha prestado apoyo militar concreto, a Occidente no le ha temblado la mano para actuar a favor de Ucrania. “Imagínate que Suiza, cuya identidad nacional se refleja en la neutralidad, abandonó esa posición. ¡Hasta fueron neutrales frente a los nazis!”.
Y agrega: “Mientras todo el mundo se está preparando para lo peor, todos los países están muy comprometidos para que esto no escale y que no implique que Estados Unidos entre en una lucha directa con Rusia. Eso sería peligrosísimo y no hay que descartarlo, puede ocurrir”.
“Esto está en manos de Putin. Si él decide escalar, avanzar a otros países y utilizar bombas nucleares tácticas (bombas atómicas más pequeñas) el resto del mundo va a reaccionar. Esa es la escalada que todo el mundo quiere evitar”.
Sobre las sanciones económicas dice: “Las empresas siempre quieren estar fuera del conflicto político y acá no lo lograron. Su primera intuición era pasar agachados. Inmediatamente se vieron obligadas a salir. Las que todavía quedan, están siendo muy criticadas”.
Taiwán, la otra tensión geopolítica
“Antes de esta invasión el consenso era que el lugar más sensible del mundo era Taiwán por su disposición de seguir siendo un país independiente y por el compromiso del gobierno chino de anexarlos”, dice Naím, todavía parado frente a la pantalla.
El politólogo, eso sí, afirma que todavía sigue siendo una zona con un conflicto latente: “Estados Unidos tiene un acuerdo con Taiwán donde cualquier ataque a ellos es un ataque a EE.UU”.
“A Boric le saldrá pelo blanco muy pronto”
Respecto a Gabriel Boric, Naím dice que “va a aprender mucho muy rápido” y que “le saldrá pelo blanco muy pronto”. “Va a descubrir un mundo muy distinto. Desde La Moneda el país se ve muy diferente comparado con los discursos en las calles”.
Además, enfatiza en una oportunidad única que tiene la actual administración: “Chile le dio al mundo un ejemplo de cómo se debe manejar la economía de un país menos desarrollado. Y fue exitoso hasta que se descubrió que tenía falencias. Boric tiene la posibilidad de que Chile sea un modelo para el resto del mundo desde el punto de vista político”.
Para eso, dice, debe saber cómo “reconciliar las tensiones que hay, cómo atender las desigualdades e injusticias, enfrentar el cambio climático y combinar el trabajo entre el Estado y el sector privado. Es una agenda importante que le podría permitir pasar a la historia como el que transformó el modelo político en medio de grandes turbulencias”.
Sobre la Convención Constitucional, sin embargo, el análisis es menos auspicioso. “Tiene todos los peligros de las Cartas Magnas. Se vuelve un arbolito de Navidad, donde todo el mundo quiere un regalo”, advierte.
“Normalmente estos procesos terminan dándole más derechos a los ciudadanos que deberes. Siempre hay una desproporción. Y ese desbalance es siempre negativo e imposible de cumplir”, sentencia.